No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.

sábado, 11 de octubre de 2014

Un país que da asco


Es repugnante la incapacidad de empatizar de los que lo habitamos. Es increíble la facilidad con la que juzgamos los errores de los demás. Es indignante la incapacidad de asumir responsabilidades que tenemos. En España somos todos niños pequeños, acomplejados, que nos creemos mucho más listos que los demás y que disfrutamos haciendo sangre del prójimo. En un país en el que la mitad no sabe ni interpretar lo que ha leído, todos somos dioses capacitados para jugar con la vida de los otros.

La única noticia que me gustaría oír en este momento es la curación de Teresa, el resto me sobra. Ya sé lo que puedo esperar de quienes gestionan esta situación. Ya no van a poder sorprenderme. En un sitio dónde toda la responsabilidad es del culpable, del maquinista, del piloto de avión, de la auxiliar, no podemos esperar que se cambien los protocolos siempre perfectos. Es deleznable. Ha habido una mujer que ha estado jugándose la vida por cuidar a dos personas que han sacrificado las suyas tratando de salvar las de los demás. Los últimos, por tratarse de misioneros, había que haberlos dejado en África. Jugarse la vida por los demás, y encima siendo religiosos. Deberían haberles dejado que se reunieran con su creador. Facilitarles el paso a una vida mejor, que aquí, en este castillo estamos a salvo de esa mierda de enfermedad de los pobres miserables. Y Teresa habría que meterla en la cárcel si la desgraciada sobrevive. Porque en un país en el que todo funciona bien, solo ella desentonó de la perfecta armonía. Ella decidió jugarse su propia vida yendo al médico de cabecera y "ocultando" su estado de salud, no sé bien con qué fin. Al fin y al cabo limpiaba los culos de los enfermos, con lo que qué le podemos pedir. También a ella habría que enviar a África a que se muriera allá.
    
Ahora apelar a los sentimientos es manipular. Pues estoy harto de que los políticos manipulen a la gente. Estoy cansado de que nos produzcan ese asco y la repugnancia de medrar a costa de cualquiera sin preocuparse siquiera por disimular. Estoy resignado a que la incompetencia de quienes cobran como si fueran genios rezume en cada acto en el que salen retratados. Ahora juegan con una auxiliar de enfermería a quien quieren presentarnos como una lerda irresponsable, una analfabeta que no sé entonces que hacía desempeñando un trabajo de tanta responsabilidad. Inepta y única culpable. Esta vez ni siquiera han esperado a que se muera para echarle mierda encima. En eso, no hay día en el que estos sinvergüenzas no me sorprendan, en eso sí que son capaces de superarse cada día.
  
Nadie sabe lo que pasó ni se sabrá, porque las cámaras estaban desactivadas. Puede que se tocara la cara o puede que no, pero es que mientras apelan a la OMS para tranquilizarnos diciéndonos la baja tasa de contagios del ébola (no lo necesitamos, porque de no ser así, en el África occidental no habría 9.000 contagios si no millones), pero no para seguir los protocolos de esta institución. Aún a mediados de septiembre el que teníamos vigente era de abril. No sabremos qué le dijo y qué no a la médico de cabecera (supongo que siendo auxiliar de enfermería, la doctora no le preguntaría dónde trabajaba) y es curioso que no diciéndole nada, el servicio de prevención del Carlos III le hiciera un seguimiento telefónico de una simple gripe. Es posible que en dicho hospital tampoco supieran que estuvo atendiendo a enfermos de ébola, no me sorprendería, porque en un afán de recortar gastos, podría ser que el servicio de atención al paciente esté ahora en un call center en Delhi. Me llama más la atención que por una simple gripe le envíen una ambulancia a su casa para llevarla al hospital, que a una posible infectada por ébola le envíen a su hospital de referencia sin ninguna medida de seguridad.
  
Sin duda, y aunque Teresa se hubiera bebido la orina de los enfermos y untado sus secreciones por la cara, me parece increíble que en ningún momento y durante diez días, nadie de los muchos que estaban al tanto de que tenía fiebre pensasen que pudiera estar contagiada. Que le hicieran las pruebas poco más que por su insistencia. Ella podría ser (que no creo) disminuida mental, pero entre todo el personal médico nadie mostró más inteligencia que esta mujer que nos pintan como una auténtica paleta. Es ese modo de actuar el que ha puesto en riesgo a muchas personas: al personal de la ambulancia, al del hospital de Alcorcón, al marido de Teresa... a ella misma; no una auxiliar a la que todos le dijeron que no se preocupase, que con un paracetamol era suficiente.
   
Espero que se recupere. De momento de los ocho repatriados a occidente infectados, solamente han muerto dos, eso sí, los que gozaban de la atención de un "servicio médico excelente y preparado para afrontar este reto" el gobierno dixit. Otro día hablaremos de estadística, pero de la real.
   

sábado, 27 de julio de 2013

Cuando sobran las Palabras


A todos los que no olvidarán este día del Apóstol. Y para todos los que no olvidaremos allá donde estén ahora.

viernes, 19 de julio de 2013

Primer grande de la temporada


Empieza la cuenta atrás. Un mes y una semana. Esta vez he dejado los deberes para el último momento y dudo que me dé tiempo. Y más en las fechas que estamos y con las vacaciones de por medio. Aun así se hará lo que se pueda para tratar de reunir el importe para la entrada de mi niña bonita. El torneo por excelencia, que he tenido el placer de jugarlo en San Remo y en Praga, pero no en mi querida Barcelona.

Cinco mil trescientos euros son los responsables de que pueda o no acercarme por los bajos del Arts a finales de agosto. El EPT llega a España. El torneo con la mejor estructura y relación, stack inicial y evolución de los niveles. También, desgraciadamente, uno de los torneos con mayor nivel y más complicados que existan en Europa. Aunque habiendo entrado en premios una vez, nada hace imposible volver a repetir, esta vez en tierras propias.

Aun sin conseguir la entrada, sí que jugaré un par de torneos clasificatorios por si suena la flauta, y puede que el fin de semana me suba a la Ciudad Condal. Muchas cosas de ella me atraen y no todas se pueden ver en una mesa de póker.

Si repetimos el éxito de la última visita, en el WPT de noviembre, nos plantearemos ir a visitar a los reyes magos a un lugar cálido en enero. Tal vez el CPA de Bahamas. Podría ser un capricho interesante. Podría ser un premio merecido.

martes, 16 de julio de 2013

Most Influential People in my Life



En la vida uno se va cruzando con personas de toda índole. Muchos nos pasan desapercibidos, otros prácticamente no nos dejan huella. Algunos forman parte de nuestras vidas y unos pocos, solo unos elegidos, nos marcan profundamente aun sin apenas proponérselo. Esto sucede de un modo natural, irreflexivo; irracional. Por una serie de circunstancias, en ese momento determinado, dicha persona está ahí y nos deja marcado a fuego una idea en lo más profundo de nosotros mismos.

Pueden contarse con los dedos de una mano, al menos en mi caso, a quienes incluir en esta lista de gente influyente. Muchos nos han marcado a lo largo de nuestra vida, pero no es a esos a los que quiero hacer referencia en esta entrada. No. Estas líneas van destinadas a recordar a aquellos que nos han cambiado profundamente. Que nos han hecho mejores personas. Que han supuesto un salto evolutivo dentro de nuestra trayectoria vital, equivalente a muchos años de experiencias, años de ensayo y error.

No hace mucho, visité a una de estas personas en el extranjero. Mi vida durante estos dos últimos años no habría sido la misma si no la hubiera conocido casi accidentalmente una calurosa noche de agosto, en un Madrid desbordado de ilusiones. Ella sabe que le debo tanto como haber podido superar una de las etapas más oscuras de mi vida. Ella sabe que nunca terminaré de poder agradecérselo como se merece. Siempre tendré una deuda pendiente contigo, qeu por mucho que me emperre en saldar, quedará viva de por vida.

También recuerdo a un hombre con el que después de más de veinte años, me volví a cruzar hace un par de meses. Profesor de mi colegio y máximo responsable de despertar en mí el espíritu crítico, la capacidad de razonar correctamente y la curiosidad infantil por todo aquello que me rodea. Por no hablar de la pérdida del miedo al ridículo que tanto daño causa entre la gente. Estaba mayor. Muy mayor. Y prácticamente no cruzamos más que unas pocas palabras. Luis, mi querido profesor renacentista. Nunca te podré confesar lo mucho que te debo por aquellos dos años de formación, ni lo mucho que me has influido en mi manera de ser y de pensar hasta lo que me he convertido hoy en día.Tu mujer me enseñó a leer. Tú me enseñaste a pensar.

Posiblemente, aunque en un sentido muy diferente, una personita, a quien debo también muchísimo, ha sido la responsable de hacer tambalearse toda mi escala de valores, autoproclamándose cima de ella y única y legítima gobernanta de la misma. Sin llegar a tres años, esta chiquilla ha sido toda una lección de cómo plantearse las cosas desde un punto de vista más altruista. Sin quererlo se ha convertido en el faro que dirige la nave de este desastroso capitán, de momento con un éxito innegable y con una ilusión y una devoción fuera de toda duda. María, no deberías admirarme como lo haces, con esa confianza ciega en mí, pues aunque no seas capaz de verlo, los defectos son más que las virtudes. Sabes que eres lo más importante de mi vida, y que pese a todos mis errores, siempre serás el motor que me lleve a tratar de ser un poquito mejor persona a cada día que pase.

Y por último me siento afortunado, aunque haya días en los que desearía que nunca hubiera sucedido, de haberme topado con una mujer muy especial, muy diferente, un tanto extraña, que ha conseguido poner patas arriba mi vida durante estos cuatro últimos meses. Más que haberme cambiado la vida (ojala lo hubiera hecho), lo que ha conseguido es hacerme abrir los ojos para darme cuenta de lo muy equivocado que me encontraba buscando en el lugar erróneo, lo que se debe tratar de encontrar en otro lado. El problema es que una vez encontrado, también me ha demostrado lo demasiado lejos que me encuentro todavía de ello. Tal vez la responsable de la cita que preside hoy el blog, no sea consciente de la fuerza con la que ha hecho tambalearse mis esquemas mentales, completamente faltos de experiencia en estas lides de flechazos irreflexivos y pasiones incontrolables.

A todos ellos les agradezco lo mucho que me han aportado y espero poder haberles pagado a mi manera, con un poquito de la misma moneda.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Una canción Desesperada



Ali, mi querida Ali. Una vez más, con la puesta de sol, mis temores salen de debajo de la cama. Después de un día de relativa tranquilidad, el aire vuelve a no querer entrar en mis pulmones. Me asfixio. Y pese a no guardar ya ninguna esperanza en un sueño, rememoro lo que no he tenido como si se tratara de un éxito.

Ahora recuerdo las charlas intrascendentes, las risas gastadas, las miradas cómplices. Chorradas carentes de otro significado que el de dos personas que comparten algunas aficiones. Y lo añoro. Sé que ya ni eso me quedará. Dicen que el amor duele. Pues que le jodan, porque ahora mismo me muero de dolor. Sentimiento estúpido y sobrevalorado, capaz de arrastrarte sin correspondencia a un estado de lamentable languidez. ¿Quién puede haber creado algo tan absurdo? ¿Qué sentido tiene estarse consumiendo por quien no tiene remota idea de cómo me ahogo?

Los minutos se hacen horas, las horas semanas. Y no sé si deseo que llegue el martes o no. Sé lo que va a pasar. Mi cabeza sigue rigiendo con propiedad. Pero me niego a aceptarlo. Me aterra saber que será el último momento en que la vea. Me desgarra saber que ni siquiera existirá la posibilidad de poder volver a contactar con ella. Me destroza tener la certeza de que sea como sea, nunca podré volver a estar a su lado. Pero necesito poder contemplar su cara otra vez. Oír su voz, aun cargada de reproches. Poder disparar la última bala de fogueo, aun con un arma encasquillada. Diez minutos quizás. Tal vez cinco. Millones de cosas que se quedarán por decir. Miles de momentos de disfrute que nunca llegarán a suceder. Sueños, ilusiones, fantasías…

Ali, solo quiero caer dormido. Solo deseo perder la consciencia y alejarme de este mundo real a uno en el que gobierne mi corazón. En un lugar tan complejo, no debería ser tan difícil conseguir lo que a mis ojos parece tan claro. No quiero seguir despierto. No quiero seguir en esta habitación. No vale de nada ser de una forma. Es indiferente comportarse de una manera u otra. Fracaso. Lo llevo escrito en la frente y me emperro en luchar contra ello. ¿Tan odioso soy? ¿Tan horrible como para apartarme por completo a desde donde no se oiga mi voz?

Desde que tenía seis años soñaba con vivir en otros mundos, en otras épocas, en otras vidas. Nunca me he sentido a gusto con las cartas que me han tocado jugar, aunque lo he hecho lo mejor posible. Hoy, treinta años después, no ha cambiado nada. La chica se queda con otro, o con nadie en este caso. La gloría se pierde por el camino. La honra se arrastra por los suelos. Y la dignidad es algo que ya no sé dónde está. El amante de las causas perdidas. Hoy no soy capaz de salir de este bucle. Sé que mañana quizás sí; o pasado. No es un estado permanente. Son oleadas de ansiedad. Pero cada vez que una rompe contra mí, tiemblo y amago con caerme por la borda de este barco que es mi vida, que hace tiempo que navega sin capitán.

Ali, no es justo. Los sentimientos deberían subordinarse a la lógica. El dolor sin motivo no es racional. El desamor debería combatirse con el sentido común. ¿Cómo puede alguien que tiene la certeza de no significar nada para otra persona, estar perdidamente enamorado de la misma? Me quedo con la burbuja. Susana decía que la vida es demasiado monótona para mí. Qué en las pequeñas cosas está lo que la hace tan especial. Que ambicionar metas inalcanzables solo conlleva frustración. Una mujer, una hija, media vida. Egoísta he sido al tirar todo esto por la borda. Estamos solos, sueles decir. Pero algunos hemos hecho lo imposible por conseguirlo.

Alicia, ¿Dónde está mi sombrero? Al otro lado del espejo no quedan ya incentivos que me impulsen a seguir viviendo, y el mundo real me parece estúpido y gris. Así soy. Yo he prendido fuego a mi ejército y me he quedado fascinado viéndoles chillar bajo las llamas. Ahora solo un milagro puede hacerme recuperar la chaveta. Mientras tanto, me miro en el espejo y solo veo un monstruo. Un triste arlequín. Algo de lo que me avergüenzo solo de pensar lo bajo que ha caído.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Vuelta a Casa



El ser humano es superviviente por naturaleza. Independientemente del número de golpes que recibe, siempre termina por continuar. Aunque algunas veces sea a rastras. Cuando piensas que no se puede estar más cansado, la realidad se empeña en demostrarte que sí se puede. Cuando crees que no puedes estar más solo, te encuentras con que sí es posible. Y seguimos adelante. Cuando piensas que no aguantarás un palo más, lo recibes y terminas por sobrevivir. A la fuerza ahorcan.


Hoy siento una soledad insondable. Enorme. Imposible de atravesar. Creo que es complicado estar más solo, hasta que me he cruzado con un pobre indigente en un banco del parque. El termómetro a -2ºC. Pero no me consuela. La ambición nos conduce a la infelicidad. Nunca es suficiente. El lujo es un derecho. Y no vemos que lo realmente importante. Los deseos que querríamos que se cumpliesen, pocas veces pueden ser alcanzados con medios materiales. Nos empeñamos en desear que nos toque la lotería, y se ha demostrado que pasados dos años el agraciado disfruta de un nivel de felicidad equiparable al que tenía antes del premio. Si estamos ansiosos, nos vamos a comprar. Las casas rebosan de bienes que, en muchas ocasiones no usamos para nada. Y cada día somos felices con mayor dificultad. En el fondo no queremos darnos cuenta de lo que en realidad deseamos.

Si se me otorgase la consecución de un deseo, pediría ser capaz de escoger lo que quiero. No lo que quiera, lo que quiero. Poder elegir qué querer. Ajustar mis deseos a mis posibilidades. Creo que la base de los deseos es precisamente la dificultad de que se cumplan. A primera vista podría considerarse un error: significaría poder conseguir que se cumplieran todos mis deseos, una auténtica pesadilla. Pero no. Tener la posibilidad de elección, en teoría significaría poder elegir querer a la persona que nos quiere, pero también poder elegir a otra muy especial y que nos hace sentirnos de un modo especial aunque esta pase de nosotros. En la práctica es imposible, pues dado nuestro apetito insaciable, teniendo la posibilidad de desear lo que ya tenemos, querríamos aquello que no podemos tener. Los sabios consideran que la felicidad está en el camino hacia esos objetivos que tenemos no en su consecución. Si esto es así, la mayor parte de la población estaríamos condenados a la infelicidad.

En el caso de que hoy pudiera escoger qué querer, querría querer a la persona con la que he convivido un tercio de mi vida. Querría querer hacer aquello que antaño me hacía feliz. Querría querer disfrutar del presente y no vivir anclado en un pasado de recuerdos. Querría querer mejorar mi relación con la familia, los amigos, los demás. Pero no puedo. Al menos yo soy incapaz. En realidad ansío lo que en este momento se encuentra más allá de mi alcance.

Puede sonar raro, a mí solo me parece muy triste, pero he descubierto que en el pasado viví sin ser capaz de disfrutar de aquello que ahora anhelo. En definitiva, que pude ser feliz sin quererlo y que ahora, tal vez me esté sucediendo lo mismo. Solo desde un punto de vista retrospectivo soy capaz de darme cuenta de la vida que he tenido la suerte de vivir. A posteriori. Porque en el presente soy una persona incapacitada para disfrutar de mi existencia.

PD) hoy y me he despertado en modo divagación. Un poco reflexivo a lo Historia Interminable. Y he escrito de nuevo. Espero hacerlo más habitualmente.