Romántico, enamoradizo, soñador... Este licencioso en economía es un amante de la buena vida, el disfrute y la tranquilidad espiritual. Pleno de aficiones y deleites, desempeña su doble vida por el día y por la noche. En mitad de la treintena, todavía sueña con las noches de verano, revivir las gestas pasadas, evitar los errores cometidos y repetir los éxitos logrados.
Aficionado a la astronomía, la gastronomía y la buena compañía, siempre disfrutaré perdiéndome en cualquier lugar remoto, alejado del tumulto. Con mi música, mis libros y mis naipes, no necesito mucho más para escaparme de unas preocupaciones que siempre están intentando darme caza.
