A todos los que no olvidarán este día del Apóstol. Y para todos los que no olvidaremos allá donde estén ahora.
No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.
sábado, 27 de julio de 2013
Cuando sobran las Palabras
A todos los que no olvidarán este día del Apóstol. Y para todos los que no olvidaremos allá donde estén ahora.
martes, 23 de julio de 2013
viernes, 19 de julio de 2013
Primer grande de la temporada
Empieza la cuenta atrás. Un mes y una semana. Esta vez he dejado los deberes para el último momento y dudo que me dé tiempo. Y más en las fechas que estamos y con las vacaciones de por medio. Aun así se hará lo que se pueda para tratar de reunir el importe para la entrada de mi niña bonita. El torneo por excelencia, que he tenido el placer de jugarlo en San Remo y en Praga, pero no en mi querida Barcelona.
Cinco mil trescientos euros son los responsables de que pueda o no acercarme por los bajos del Arts a finales de agosto. El EPT llega a España. El torneo con la mejor estructura y relación, stack inicial y evolución de los niveles. También, desgraciadamente, uno de los torneos con mayor nivel y más complicados que existan en Europa. Aunque habiendo entrado en premios una vez, nada hace imposible volver a repetir, esta vez en tierras propias.
Aun sin conseguir la entrada, sí que jugaré un par de torneos clasificatorios por si suena la flauta, y puede que el fin de semana me suba a la Ciudad Condal. Muchas cosas de ella me atraen y no todas se pueden ver en una mesa de póker.
Si repetimos el éxito de la última visita, en el WPT de noviembre, nos plantearemos ir a visitar a los reyes magos a un lugar cálido en enero. Tal vez el CPA de Bahamas. Podría ser un capricho interesante. Podría ser un premio merecido.
martes, 16 de julio de 2013
Most Influential People in my Life
En la vida uno se va cruzando con personas de toda índole. Muchos
nos pasan desapercibidos, otros prácticamente no nos dejan huella. Algunos
forman parte de nuestras vidas y unos pocos, solo unos elegidos, nos marcan
profundamente aun sin apenas proponérselo. Esto sucede de un modo natural,
irreflexivo; irracional. Por una serie de circunstancias, en ese momento
determinado, dicha persona está ahí y nos deja marcado a fuego una idea en lo
más profundo de nosotros mismos.
Pueden contarse con los dedos de una mano, al menos en mi
caso, a quienes incluir en esta lista de gente influyente. Muchos nos han
marcado a lo largo de nuestra vida, pero no es a esos a los que quiero hacer
referencia en esta entrada. No. Estas líneas van destinadas a recordar a
aquellos que nos han cambiado profundamente. Que nos han hecho mejores personas.
Que han supuesto un salto evolutivo dentro de nuestra trayectoria vital,
equivalente a muchos años de experiencias, años de ensayo y error.
No hace mucho, visité a una de estas personas en el
extranjero. Mi vida durante estos dos últimos años no habría sido la misma si
no la hubiera conocido casi accidentalmente una calurosa noche de agosto, en un
Madrid desbordado de ilusiones. Ella sabe que le debo tanto como haber podido
superar una de las etapas más oscuras de mi vida. Ella sabe que nunca terminaré
de poder agradecérselo como se merece. Siempre tendré una deuda pendiente
contigo, qeu por mucho que me emperre en saldar, quedará viva de por vida.
También recuerdo a un hombre con el que después de más de
veinte años, me volví a cruzar hace un par de meses. Profesor de mi colegio y
máximo responsable de despertar en mí el espíritu crítico, la capacidad de
razonar correctamente y la curiosidad infantil por todo aquello que me rodea.
Por no hablar de la pérdida del miedo al ridículo que tanto daño causa entre la
gente. Estaba mayor. Muy mayor. Y prácticamente no cruzamos más que unas pocas
palabras. Luis, mi querido profesor renacentista. Nunca te podré confesar lo
mucho que te debo por aquellos dos años de formación, ni lo mucho que me has
influido en mi manera de ser y de pensar hasta lo que me he convertido hoy en
día.Tu mujer me enseñó a leer. Tú me enseñaste a pensar.
Posiblemente, aunque en un sentido muy diferente, una
personita, a quien debo también muchísimo, ha sido la responsable de hacer
tambalearse toda mi escala de valores, autoproclamándose cima de ella y única y
legítima gobernanta de la misma. Sin llegar a tres años, esta chiquilla ha sido
toda una lección de cómo plantearse las cosas desde un punto de vista más
altruista. Sin quererlo se ha convertido en el faro que dirige la nave de este desastroso
capitán, de momento con un éxito innegable y con una ilusión y una devoción
fuera de toda duda. María, no deberías admirarme como lo haces, con esa
confianza ciega en mí, pues aunque no seas capaz de verlo, los defectos son más
que las virtudes. Sabes que eres lo más importante de mi vida, y que pese a
todos mis errores, siempre serás el motor que me lleve a tratar de ser un
poquito mejor persona a cada día que pase.
Y por último me siento afortunado, aunque haya días en los
que desearía que nunca hubiera sucedido, de haberme topado con una mujer muy
especial, muy diferente, un tanto extraña, que ha conseguido poner patas arriba mi vida durante estos
cuatro últimos meses. Más que haberme cambiado la vida (ojala lo hubiera hecho), lo que ha conseguido
es hacerme abrir los ojos para darme cuenta de lo muy equivocado que me
encontraba buscando en el lugar erróneo, lo que se debe tratar de encontrar en
otro lado. El problema es que una vez encontrado, también me ha demostrado lo
demasiado lejos que me encuentro todavía de ello. Tal vez la responsable de la
cita que preside hoy el blog, no sea consciente de la fuerza con la que ha
hecho tambalearse mis esquemas mentales, completamente faltos de experiencia en
estas lides de flechazos irreflexivos y pasiones incontrolables.
A todos ellos les agradezco lo mucho que me han aportado y
espero poder haberles pagado a mi manera, con un poquito de la misma moneda.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Una canción Desesperada
Ali, mi querida Ali. Una vez más, con la puesta de sol, mis
temores salen de debajo de la cama. Después de un día de relativa tranquilidad,
el aire vuelve a no querer entrar en mis pulmones. Me asfixio. Y pese a no
guardar ya ninguna esperanza en un sueño, rememoro lo que no he tenido como si
se tratara de un éxito.
Ahora recuerdo las charlas intrascendentes, las risas
gastadas, las miradas cómplices. Chorradas carentes de otro significado que el
de dos personas que comparten algunas aficiones. Y lo añoro. Sé que ya ni eso
me quedará. Dicen que el amor duele. Pues que le jodan, porque ahora mismo me
muero de dolor. Sentimiento estúpido y sobrevalorado, capaz de arrastrarte sin
correspondencia a un estado de lamentable languidez. ¿Quién puede haber creado
algo tan absurdo? ¿Qué sentido tiene estarse consumiendo por quien no tiene
remota idea de cómo me ahogo?
Los minutos se hacen horas, las horas semanas. Y no sé si
deseo que llegue el martes o no. Sé lo que va a pasar. Mi cabeza sigue rigiendo
con propiedad. Pero me niego a aceptarlo. Me aterra saber que será el último
momento en que la vea. Me desgarra saber que ni siquiera existirá la
posibilidad de poder volver a contactar con ella. Me destroza tener la certeza
de que sea como sea, nunca podré volver a estar a su lado. Pero necesito poder
contemplar su cara otra vez. Oír su voz, aun cargada de reproches. Poder
disparar la última bala de fogueo, aun con un arma encasquillada. Diez minutos
quizás. Tal vez cinco. Millones de cosas que se quedarán por decir. Miles de
momentos de disfrute que nunca llegarán a suceder. Sueños, ilusiones, fantasías…
Ali, solo quiero caer dormido. Solo deseo perder la
consciencia y alejarme de este mundo real a uno en el que gobierne mi corazón. En
un lugar tan complejo, no debería ser tan difícil conseguir lo que a mis ojos
parece tan claro. No quiero seguir despierto. No quiero seguir en esta habitación.
No vale de nada ser de una forma. Es indiferente comportarse de una manera u
otra. Fracaso. Lo llevo escrito en la frente y me emperro en luchar contra
ello. ¿Tan odioso soy? ¿Tan horrible como para apartarme por completo a desde
donde no se oiga mi voz?
Desde que tenía seis años soñaba con vivir en otros mundos,
en otras épocas, en otras vidas. Nunca me he sentido a gusto con las cartas que
me han tocado jugar, aunque lo he hecho lo mejor posible. Hoy, treinta años
después, no ha cambiado nada. La chica se queda con otro, o con nadie en este
caso. La gloría se pierde por el camino. La honra se arrastra por los suelos. Y
la dignidad es algo que ya no sé dónde está. El amante de las causas perdidas. Hoy
no soy capaz de salir de este bucle. Sé que mañana quizás sí; o pasado. No es
un estado permanente. Son oleadas de ansiedad. Pero cada vez que una rompe
contra mí, tiemblo y amago con caerme por la borda de este barco que es mi
vida, que hace tiempo que navega sin capitán.
Ali, no es justo. Los sentimientos deberían subordinarse a
la lógica. El dolor sin motivo no es racional. El desamor debería combatirse
con el sentido común. ¿Cómo puede alguien que tiene la certeza de no significar
nada para otra persona, estar perdidamente enamorado de la misma? Me quedo con
la burbuja. Susana decía que la vida es demasiado monótona para mí. Qué en las
pequeñas cosas está lo que la hace tan especial. Que ambicionar metas
inalcanzables solo conlleva frustración. Una mujer, una hija, media vida. Egoísta
he sido al tirar todo esto por la borda. Estamos solos, sueles decir. Pero
algunos hemos hecho lo imposible por conseguirlo.
Alicia, ¿Dónde está mi sombrero? Al otro lado del espejo no
quedan ya incentivos que me impulsen a seguir viviendo, y el mundo real me
parece estúpido y gris. Así soy. Yo he prendido fuego a mi ejército y me he
quedado fascinado viéndoles chillar bajo las llamas. Ahora solo un milagro
puede hacerme recuperar la chaveta. Mientras tanto, me miro en el espejo y solo
veo un monstruo. Un triste arlequín. Algo de lo que me avergüenzo solo de
pensar lo bajo que ha caído.
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