No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.

sábado, 14 de enero de 2012

Cambio de ciclo

Me he levantado con la cabeza pitando como una tetera. Sé que desayunar con Ibuprofeno, Coca Cola y unas patatas fritas no es lo más recomendable. Si añado que por la hora se trataba más de un aperitivo que de un desayuno, mejorará aunque sigue siendo un poco asqueroso. A las 13:00 he conseguido salir de una cama que me tenía preso. Los gritos de los jefes diciendo que llegábamos ya tarde a la comida, además de sumamente molestos, tenían cierto tono de indignación. Espero que no fuera por mi pequeño olvido. No es tan grave no recordar el cumpleaños de tu madre, sobre todo cuando ha habido años en los que se me ha olvidado el mío propio.

Comida familiar en el culo del mundo. Mucho protocolo y poca chicha de verdad. No me ha gustado nunca ser el protagonista y menos en eventos multitudinarios. Me he evadido y mi cabeza, algo más despejada, ha empezado a revivir la noche pasada: Una desconocida, una conocida y una despedida. En el camarote de los Hermanos Marx, con una atmósfera brumosa entre vapores relajantes y las nieblas de tierras extrañas. Dos cenas mejor que una. Dos amigas y un recién llegado. Risas, charlas y discusiones. Mucha confianza y un momento que impertinente tenía que llegar. Al final una gran pena compartida por unos ojos secos cuyo dolor se esconde y una joven tristeza que se deja llevar. Fundidos en uno, abrazo sentido, un momento que no hubiera querido que terminara y que prolongarlo hubiera sido cruel y estéril.

Nunca me costó tanto cerrar una puerta. Bajar unas escaleras. Salir a una calle desierta por la que sola revoloteará quien me despertó de un letargo que me tenía muerto. Desayunos sin diamantes. Comidas intempestivas. Largas charlas de madrugada. El teléfono quedará mudo, mi correo sin actividad y mi cabeza libre de la única preocupación que gustosamente me impuse un día, cuando conocí a la persona que más me ha marcado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Publicar Comentario