No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.

domingo, 29 de enero de 2012

De nuevo por aquí

Anticipo de mi próxima llegada a la ciudad que me ha visto crecer, por fin consigo entrar a escribir unas líneas por estos lares. Mientras Maná suena en los viejos altavoces del portátil, trato de recuperar la destreza perdida. Es curioso cómo tantas cosas pueden influirnos a la hora de escribir. Cualquier tontería, una sensación, una impresión, el subconsciente... Si la musa no está, en vano podemos tratar de escribir algo, que el resultado será mediocre.

El martes vuelvo a la civilización. A una ciudad que sigue siendo mía aunque ahora la siento un poco más extraña. Sé que ella no habrá cambiado, pero siento que este trovador ha dejado tras de sí parte de su esencia. Esta visita relámpago es por otro lado un tanto clandestina. Nadie sabe de mi llegada ni nadie sabrá de mi marcha. Solo los que lean este blog y alguien en Valencia. Tan lejos me hacen que estoy seguro que podría saludar a alguien conocido por la calle sin que se diera cuenta de quien soy. O eso espero.

Aún no sé en qué emplearé el poco tiempo libre que me quede. Añoro un tanto la lluvia, por lo que me encantaría poder pasear por el retiro bajo una fina capa de lluvia. El viernes me despertaré tarde. Desayunaré con calma ojeando un periódico. Puede que coma en uno de mis sitios favoritos, aunque tal vez improvise un poco y recorreré las calles de una ciudad que no soporto pero que tanto echo de menos. Algunas compras: libros, discos, películas... Poco más pues temprano el sábado volveré a abandonarla por la sabana.

Tengo ganas de llegar pero tan pronto pasen unas horas, volveré a necesitar alejarme de un lugar en el que cada vez tengo menos intereses. En un par de semanas volveré, pero esa será otra historia y me temo que no tan tranquila como esta. Esta semana es para mí y la disfrutaré como me merezco.

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