No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Magia

Hoy he vuelto a disfrutar como un niño. He soñado como cuando era pequeño. Me he emocionado como en aquellas vísperas de Reyes. Me he asombrado como cualquier primera vez. Me he reído como no lo hacía hace tiempo. Y lo he podido compartir con una gran amiga. Con una persona con un sentido artístico y estético a la que estoy seguro que le ha impresionado aún más que a mí.

No en vano, es la tercera vez que acudo a ver un espectáculo del Circo del Sol. Saltimbanco fue el primero, Alegría mi segunda vez. Pero, no sé si serían las circunstancias, la temática o que me encuentro especialmente sensible; lo que es cierto es que Zarkana me ha impresionado como ninguno. No podía ni aplaudir, ni darme cuenta de nada de lo que sucedía fuera del escenario. El vestuario, las luces, la música, la coreografía y, sobre todo, la escenografía han hecho de este espectáculo una maravilla.

El número de la cuerda ha sido tan sensual, complejo  y hermoso, que creo que se me ha quedado grabado en la mente al igual que el precioso pelo de la chica que en él participaba. La magia de la mujer que con un puñado de arena azul me ha hechizado dibujando formas imposibles, me ha dejado con la boca abierta. Los trapecistas volando a una altura enorme y cruzándose en el cielo al ritmo de la música. Las banderas, los equilibristas, la malabarista... Todos los números han sido formidables.

Y con todo, lo mejor, como comentábamos camino al coche, con la mirada perdida, el conjunto artístico de lúces, sonido y movimiento. El esfuerzo, el talento y la confianza de quienes, durante dos horas y media, nos han hecho revivir sentimientos que, personalmente, creía haber olvidado. Un conjunto que hace de cada una de sus partes algo insignificante, siendo ya grandes de por sí.

Se supone que se trataba de un regalo, aunque ahora no sé quien era el receptor del mismo. Hoy, desde luego, sé con qué voy a soñar mientras duerma. Una guinda para una semana fantástica que no creo que pueda olvidar ya nunca.

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