No se cansará de esperarte, aquel que no se canse de mirarte.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Momentos

Madrid está durmiendo y mi casa cobra vida. Una vez más llega la madrugada y comienzo a activarme. Poco a poco el agotamiento de la jornada va desapareciendo. La mente comienza a despejarse. La lucidez vuelve a mí y necesito aprovechar la inspiración, hasta que mañana, cuando suene el despertador, vuelva a ser un espectro que se arrastra a la luz del día. Soy noctámbulo.

Enciendo el ordenador. El vaho se escapa del baño y se mezcla con el olor a plancha. Desde la habitación del ordenador se puede oír el reloj de la cocina. Las habitaciones están vacías. Silencio y soledad. Tranquilidad y calma. Empiezo a divagar. Un crujido. Escribo lo primero que se me pasa por la cabeza. Saboreo el momento agridulce. A veces insoportable, otras evocador. Solo hay una palabra que lo describa: saudade.

La añoranza. Añoranza por lo que fue, por lo que se tuvo, por lo que se disfrutó… Nostalgia por momentos vividos que me resisto a dejar olvidar, pero sin el ansia por volverlos a vivir. Rememoro la alegría ausente, y con la certeza de que no se repetirá, saboreo el pasado olvidando, el resto. Me entrego a los brazos de ella: “bem que se padeçe y mal que se gosta”.

La soledad puede doler o se puede disfrutar languideciendo en brazos de la melancolía. Recuerdos. Personas. Qué difícil puede llegar a ser expresarse. Saudade es no saber; no querer saber y a la vez querer.

5 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con lo que dices, coincidimos en muchas cosas. Excepto en tu noctambulidad (¿existe esa palabra?. Yo soy de amaneceres rosados, mañanitas recién lucidas, soles despeinados a quienes cuesta calentar el aire... La añoranza, a veces con ese componente de dolor, es posible que consiga lo que dijo C.S. Lewis cuando afirmó que el dolor es la espátula que moldea el alma.

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  2. Qué gran entrada!! Una bonita mezcla de sentimientos :)
    Yo también soy una noctámbula, siempre lo he sido. Una amante de la noche, de la luna y las estrellas.
    Y últimamente, aunque me paso la vida negándolo, me invade la saudade. Me invade y me reconcome, porque el sabor de mi saudade es amarga. El saber que no volveré a sentir sus besos. El saber que sus promesas y mis sueños se desvanecieron con el viento. El saber que ni el mejor de los hombres podría borrar su recuerdo. El saber que desde el silencio, la derrota y el olvido, aun miro al cielo del atardecer y me fundo en el azul imaginando el color infinito de sus ojos. Ese color que con tan solo mirarlo me hacía sentir... así.
    Sélene.

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  3. Vaya, me siento un tanto fuera de sitio. Rodeado de noctámbulos, incluso una selenita...

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  4. Nadie está fuera de sitio aquí. Unos somos búhos y otros más bien alondras. Una faena para los que nos levantamos temprano...

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  5. Al hilo de este tema que tratamos, la soledad, el saudade... y en especial a la reflexión que hace "Anónimo" ¿habeis leido el libro de Oscar Wilde "De Profundis"

    En otro libro ("Balada de la cárcel de Reading") escribió esto:

    Like two doomed ships that pass in storm
    We had crossed each other's way:
    But we made no sign, we said no word,
    We had no word to say;
    For we did not meet on the holy night,
    But in the shameful day.

    Como dos barcos que se cruzan en una tempestad
    Nuestros dos caminos se han cruzado:
    Pero no hicimos ninguna señal, no dijimos nada
    No teníamos nada que decirnos;
    Porque no nos conocimos en la noche santa,
    sino en el día de la ignominia.

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